Las hepatitis víricas (A, B, C, D y E) son un grupo de enfermedades infecciosas que afectan a millones de personas en todo el mundo, causan hepatopatías agudas y crónicas, y matan a cerca de 1,4 millones de personas al año, en su mayoría por hepatitis B y C. Según las estimaciones, sólo el 5% de las personas con hepatitis crónica saben que están infectadas, y son menos del 1% quienes tienen acceso al tratamiento.
¿Qué es la hepatitis?
La hepatitis es una inflamación del hígado. La afección puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis o un cáncer de hígado. El hígado es el órgano más grande dentro de nuestro cuerpo, que ayuda a nuestro organismo a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar toxinas.
Los virus causan la mayoría de los casos de hepatitis. El tipo de hepatitis recibe su nombre de acuerdo con el virus que la produjo; por ejemplo, hepatitis A, hepatitis B o hepatitis C. El consumo de drogas o alcohol también puede provocar una hepatitis. En otros casos, su organismo ataca por equivocación células sanas en el hígado.
Algunas personas que tienen hepatitis no presentan síntomas. Otras pueden presentar:
- Pérdida del apetito
- Náusea y vómitos
- Diarrea
- Orina oscura y evacuaciones de coloración pálida
- Dolor abdominal
- Ictericia, tonalidad amarilla de la piel y los ojos
Algunas formas de hepatitis son leves, y otros pueden ser graves. Algunas pueden conducir a la cicatrización, llamada cirrosis, o provocar cáncer de hígado.
Algunas veces, la hepatitis desaparece por sí sola. Si no sucede así, puede tratarse con fármacos. Otras veces, la hepatitis dura toda la vida. Las vacunas pueden ayudar a prevenir algunas formas virales.
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Extracto de: MedlinePlus