La exposición al sol cuando se realiza con precaución es beneficiosa, ya que favorece la formación de vitamina D que es imprescindible para un adecuado desarrollo de los huesos. También produce efectos psicológicos positivos ya que resulta agradable y nos mejora el ánimo. Sin embargo la radiación solar también puede conllevar riesgos si no se toman precauciones: quemaduras cutáneas, insolaciones, cataratas oculares, manchas y envejecimiento prematuro de la piel. Pero el riesgo más grave es la capacidad para favorecer la aparición de tumores malignos en la piel tanto melanomas como no melanomas.
Cada año se diagnostican en España más de 4.000 casos de melanoma cuyo número va incrementándose debido a la disminución de la capa de ozono que hace que las radiaciones solares sean más dañinas. Aunque la mayor responsable es la radiación ultravioleta B (UVB), también es necesario protegerse de la radiación ultravioleta A (UVA).
La mayoría de enfermedades cutáneas surgen en la edad adulta pero se producen principalmente por las exposiciones que se realizaron antes de los 18 años, ya que la piel tiene memoria y este daño se va acumulando. Por eso es fundamental la prevención en la infancia.
¿Qué debo saber sobre la exposición solar de niños y niñas?
El fotoprotector debe administrarse sobre la piel seca media hora antes de la exposición, debe cubrir todas las áreas expuestas (especialmente la cara), debe reponerse cada 2 horas, debe ser resistente al agua y debe proteger tanto de UVB como UVA. La administración de fotoprotectores es imprescindible pero no sustituye al resto de medidas anteriores sino que las complementa.
Conozca su tipo de piel (Fototipos)
- Use fotoprotectores solares: en general siempre son recomendables los Factores 15 o superiores. Serán aún más elevados en función del tipo de piel o fototipo.
Fuente: easp.es